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Apasionado |
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Registrado: Mié Abr 09, 2008 12:40 am Mensajes: 405 Ubicación: Canning.-------------- ¿Que seria de mi si no estoy yo?
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Las Cuevas de Bellamar se encuentran en la costa norte de Cuba, a unos cinco kilómetros del centro de la ciudad de Matanzas. Adaptada para el turismo desde casi su descubrimiento, el visitante en su interior puede apreciar el efecto del tiempo en sus bellas estalactitas, estalagmitas y otras formaciones.
Las galerías y pasadizos de estas cuevas comenzaron a formarse hace unos 30 millones de años. Originalmente la planicie en la cual están las cuevas se encontraban bajo el mar, era parte de la bahía de Matanzas. A lo largo de la llamada Falla de Bellamar el agua subterránea, en combinación con el carbón dióxido, fue disolviendo la roca calcárea y de esta forma creando cámaras subterráneas en el subsuelo; bajo el fondo del mar. Mientras que estas cavernas permanecieron bajo el nivel del mar se encontraban llenas de agua. Entonces, a consecuencias tectónicas (movimientos en las capas terrestres), esta zona se elevó; formando las terrazas marinas que se notan en los terrenos en la ciudad de Matanzas y sus alrededores. Eventualmente las cavernas se fueron secando; desaguándose aun cavidades que están a gran profundidad bajo el nivel del mar. Después comenzaron las filtraciones por entre las rocas sobre el techo de las cuevas. Estas filtraciones de agua con carbonato de cal disuelto fueron dejando residuos donde goteaban, formándose las estalactitas que cuelgan del techo y las estalagmitas en el suelo. Las estalactitas al principio son cilíndricas, según su tamaño aumenta toman la forma cónica. Las estalagmitas usualmente son cónicas o aplanadas, como derretidas. Las estalactitas crecen y las estalagmitas también, formándose columnas cuando las dos se unen. En ciertos casos varias estalactitas están relativamente cercas, y según sus proporciones aumentan se van uniendo, dando lugar a las formaciones llamadas matos. Otras veces corren próximas a la pared, y esas son las cascadas. Estas cuevas fueron descubiertas por casualidad. En febrero de 1861 un esclavo perdió su barreta al abrir un hueco en el suelo tratando de remover una roca de cal. Aparentemente el esclavo, y aun del mayoral, se imaginaron que la tierra se había tragado la barreta porque aquello causo espanto. Don Manuel Santos Parga, el dueño de la finca donde se encontraba la cantera de estas rocas que eran llevadas a un horno de cal que también estaba en esa localidad, pido explicaciones y al cabo de dos meses al no recibir respuestas se dirigió al lugar de los hechos. José V. Betancourt, quien narró lo sucedido en 1863, nos dice: “Es el caso que como Parga viese que el mayoral no obedecía sus órdenes ya corridos dos meses, un día se fue él con la gente (el mayoral y los esclavos) al punto en que había desaparecido aquella (la barreta) ordenando se trabajase allí; y apenas se había abierto un espacio de poco más de una vara, salió por el agujero practicado una gran corriente de aire repugnante de olor; caliente y como humoso; no retrajo a Parga eso, sino antes por el contrario, continuando el trabajo pudo convencerse de que aquello era la entrada de una cueva y con arrojo que rayaba en temeridad siguió ensanchando la abertura y después aventuró un descenso empleando una escala que fue preciso alargar y en llegando a lo que pareció el suelo se encontró envuelto en tinieblas. Mas como él fuese gran práctico en punto a minas, no se arredró y se propuso explorar la caverna, dominado sin embargo por la idea de que allí había algo: era Colón entreviendo el nuevo Mundo...”
Este señor Parga, como menciona el relato, era entendido en cosas de minas y cuevas. De inmediato se dio cuenta de lo que el descubrimiento significaba y comenzó a preparar la cueva para que los visitantes pudieran disfrutarla. Se sacaron muchas piedras; se hicieron escaleras de mampostería que aun están en uso; a las escaleras le instaló pasamanos; y tan pronto fue una realidad, instaló luz eléctrica. Entonces él o uno de los guías bajo su empleo llevaban a los turistas por los pasadizos de la cueva mientras con lujo de detalles explicaban lo que estaban viendo. Recuerde que en ese tiempo Varadero aun era una playa de mosquitos y salinas. También las ciudades tenían mucho menos habitantes y Henry Ford estaba por inventar la línea de ensamblaje, no habían automóviles. Aun así, en los dos primeros años que Parga abrió su cueva al público, más de dos mil personas la visitaron. En aquellos tiempos, un éxito rotundo tanto turístico como científico. Un éxito que ya tiene más de ciento cuarenta años y aun se sigue haciendo tal y como el señor Parga lo hacía.
_________________ LU1 ANO
No te tomes la vida tan en serio, al fin y al cabo no saldras vivo de ella!http://www.lamponi.net
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